miércoles, 8 de agosto de 2012

MILONGAS TÍPICAS: LOS VIEJOS CLUBES DE BARRIO

por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com


Las milongas típicas son los clubes de barrio de la Edad de Oro del tango. Poco importa que hayan sido y sean lugares improvisados. En esos clubes bailaron nuestros padres; a esos clubes fueron nuestras abuelas acompañando a sus hijas adolescentes cuando las milongas de los sábados. Sin los viejos clubes de barrio, el tango argentino sería un producto artificial de exhibición.

De tarde, espacios para deportes y otras actividades; de noche, todo arreglado para la magia del tango.


© CLAUDIO MADAIRES. De su libro Uno y el tango

TANGO DE INMIGRANTES

por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com


Sin la influencia inmigratoria ítalo-española, ¿hubiese habido tango argentino tal como lo conocemos? En absoluto. Sin la inmigración europea, el tango rioplatense negro hubiera derivado en otro tipo de baile, con énfasis en los instrumentos de percusión; o, tal vez, en una danza folclórica gauchesca simple como la chacarera. Posiblemente el tango “clásico” surgió como reacción a la milonga campera, basada en ella pero con acentuación en la cultura europea inmigratoria.


© CLAUDIO MADAIRES. De su libro Uno y el tango

CABEZA, CORAZÓN, PIES

por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com

El tango pasa primero por la cabeza y el corazón; después por los pies de los bailarines. Para danzar tangos como se debe, antes que nada hay que conocer las letras de los tangos, para después interpretarlos adecuadamente. Muchos pretenden hacer del tango argentino un mero ejercicio físico, tanto en la milonga como en el espectáculo. Algunos son buenos deportistas. Mejor sería si se dedicaran al fútbol o a la gimnasia rítmica. Recordemos: cabeza y corazón, primero; luego pies.


© CLAUDIO MADAIRES. De su libro Uno y el tango

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